lunes, 5 de abril de 2010

Deriva Cultural


Hace unos años leí acerca del paralelo cultural de los genes, los denominados "memes", pequeńas unidades de información (cultural en vez de genética) que son transmitidos entre los individuos a lo largo del tiempo.

Esta idea, la de la existencia de un paralelismo conceptual entre los mecanismos y fenómenos de propagación de la información genética y cultural, llamó poderosamente mi atención. ¿Cómo pueden estar sujetos, sistemas tan distintos en su realización física, como las hebras de ácidos nucleicos y los complejísimos cerebros de Homo sapiens, a exhibir dinámicas similares, como la mutación, selección, fijación, etc?

Pensé que me había acostumbrado a la idea de esta similitud entre evolución cultural y biológica, y en particular, habiéndome aproximado al estudio de fenómenos relacionados al lenguaje, he tenido oportunidad de habituarme a ella.

Sin emgargo, ayer (*hace pila) tuve una especie de epifanía. Hasta el momento había pensado acerca de las consecuencias de la selección de variantes "alélicas" (en los memes, claro). Pero caí en la cuenta que además, simplemente el pensar en poblaciones de tamańo finito, implica la existencia de un errar aleatorio en las frecuencias de las variantes, con el conflicto entre selección y tamańo poblacional que esto influye.

En poblaciones de pocos individuos, la probabilidad de fijación de una variante única es muy alta (lo que implica la desaparición de las otras variantes). El compromiso está en que, esta fijación es relativamente independiente de las ventajas diferenciales entre estas variantes. En poblaciones grandes, las variantes que poseen una ventaja pequeńa sobre las otras tienen mayor posibilidad de ser fijadas, que cuando la poblacion es pequeńa, dado que un "golpe de mala suerte" podría hacer que se fijaran variantes incluso levemente deletéreas.

Si este conflicto es independiente del sistema de propagación de información subyacente (si, ya sé, me dirán que los memes son caracteres de transmisión horizontal, y no existe nada similar a un "sistema reproductivo"), qué consecuencias tiene esto para la dinámica cultural en pequeños ambientes?

Me crié felizmente en un pueblo chico, fui al liceo en una pequeña villa/ciudad, vivo hace ańos en Montevideo, he visitado grandes ciudades recientemente. Pero pensaba acerca de lo cotidiano de hacer ciencia en Montevideo, cuando me vino como un flash esta historia sobre los memes y la deriva cultural. Y ahora pienso en lo importante del "Flujo cultural" (el flujo génico equivalente a un migrante por generación) entre las islas y el continente, para evitar que la endogamia uniformice la diversidad, riqueza necesaria de la vida cultural.

jueves, 1 de enero de 2009

Si vas para Pallpata


Perdido a medio camino entre Puno y Cusco, literalmente en el medio de la nada, está Pallpata.

Después de horas de viaje camino de la Capital Inca, por la "ruta" alternativa que el Capataz del micro había elegido celular y mapa en la mano intentando esquivar los violentos piquetes, el transporte, exigido por las condiciones difíciles del camino, obligó a una parada de reparación en el primer pueblito que apareciera.
Nos aproximamos a la plaza, donde nos esperaban unas cincuenta personas reunidas para presenciar el evento del año: docenas de ómnibus pasaban llenos de turistas por el pueblo, desviados por los cortes de ruta.

Miraba el monumento ubicado en el centro de la plaza, cuando le pregunté a mi padre quién sería ese hombre armado hecho estatua de bronce allí arriba. "Es un héroe campesino de aquí, que luchó en la rebelión contra los terratenientes", me respondió un hombre mientras se aproximaba para saludarme. Con aspecto de trabajador campesino, de no más de treinta y pocos años, me preguntó de dónde veníamos (¿debo aclarar que era obvio nuestro aspecto de turistas? No sólo por nuestra vestimenta y equipamiento, sino por nuestra tez blanca y estatura superior a los 180 cm).
"¡Pero qué bien hablan el español!", fue su respuesta al oír que proveníamos de un lugar que obviamente no tenía idea de dónde se encontraba.

Si nuestra presencia era extraña en el pueblo, imagínense la divertida escena que protagonizaban los más de 20 turistas que no hablaban español, muchos de ellos rubios y altos, repletos de cámaras digitales de última tecnología, y ropa especial para viajes y caminatas. Dada nuestra facilidad idiomática, interactuamos con algunos de los curiosos que se aproximaban a conversar con nosotros. Pocos tenían idea de dónde estaba nuestro país, entre los que se hallaba un profesor de secundaria y sus estudiantes. El docente se encargaba de aconsejarles que estudiaran, así un día podrían tener la oportunidad de viajar y conocer otros lugares. Ah, y conocían a algunos de nuestros futbolistas, y algunas de las ciudades, las más obvias como la capital y el principal balneario, y otras no tanto como Puerto Montt. Bueno, es que ésa ciudad
es nuestra según la geografía musical propuesta por Los Iracundos, suceso musical por esos lares, como habíamos constatado en los pasacalles y afiches anunciantes de una actuación del combo, presentes en Puno, la perlita del Titicaca.

Como supongo sucede en todos los encuentros con otros pueblos, lo más agradable es conocer a los niños. Decenas se habían reunido en la plaza, y se iban y venían entre risas y un poco de vergüenza, y una enorme curiosidad. Hablamos con varios de ellos, nos preguntaron cómo era nuestro país, qué hacíamos, y muchas cosas que no recuerdo. Pocos tenían idea de dónde estaba nuestro país. Pocos habían escuchado hablar de nuestro país. Todos estaban fascinados con nuestra cámara de fotos. Yo les prometí que enviaría las fotos que les tomáramos una vez que retornáramos a casa. Aún no he cumplido mi promesa. He aqí mi confesión; ahora me resta bajarle la resolución a las fotos así las puedo enviar. Perdón por la demora, Amílcar.

Meu Rio


...longe da favela do Moquiço.

Relámpago. Es la primera palabra que se me viene a la mente cuando pienso mi visita a Rio. Por lo fugaz, sí. Veintocuatro horas para recorrer la enorme paleta de colores, desde el Corcovado, tan en lo alto, con su Cristo redentor de todos los cariocas que viven y mueren a sus pies, pasando por la Barra da Tijuca con su enorme floresta, e ainda mais. Hasta el ineludible sambódromo. Se preguntan, si el infrascrito, sambó, al ritmo de la cuíca, la batería y el cavaquinho. Sambei.
Relámpago, aunque el cielo fue el más azul que vi en mi vida. Y tan grande, coronando ese mar enorme que debajo de él parecía tan chiquito, con tantos nombres tan bien sabidos y tan poco conocidos. Leblon, Ipanema, Copacabana, Flamengo, Botafogo.
Relámpago, más bien, por lo deslumbrante. Y por lo sobrecogedora sensación, de un ciudad tan hermosa, tan grande, tan colorida, y tan vívida, que da miedo.

Refrescarse es vivir

Con casi nueve meses de ausencia en la blogosfera, aquí retorna su aperiódico digital favorito: Mandinga Digital v2.0. (Podríamos ponerle un toque renovdor, como un signo de admiración, tipo Mandinga!. Estos signos están actualmente de moda, al igual que los puntos estuvieron muy de moda hace poco. Hoy en día, poner un punto en un nombre (estilo.uy, mandinga.blog, chori.pan), suena un poquito menos moderno, como cuando discurría el año 2001 y numerosos kioscos y nogocios diversos eran bautizados con nombres como "Milennio", "Carrito 2000" o incluso "Mileñio".
Reversionados, remojados, reverberados e incluso algo retros, volvemos con una breve seguidilla de souvenirs de 3 viajes realizados durante el pasado año.
Feliz año 2009!

miércoles, 30 de abril de 2008

Tiempo de escribir


Yo, antes que nadie, lamento la baja frecuencia con que aparece este aperiódico. Primero que nada, es tiempo de escribir. Siempre ha sido el tiempo de leer, por lo menos desde que aprendí a hacerlo. Ahora es tiempo de escribir.
Si bien he escrito desde que aprendí a hacerlo, ahora es tiempo de escribir. De escribir otros textos. De escribir para otros lectores.
Voy a quejarme. No lo he hecho aún en este blog, creo. Voy a hacerlo ahora. Atentos. Aquí viene. (De repente, como me gusta que vengan, un error de tipeo vino para mostrarme que me gusta escribir aqí, sin u, mucho mas que usar la q sola o xq o qe o cosas así. Aqí va entonces)

No tengo tiempo de escribir.

Analicemos la frase. Primero, habrán notado, además de quejarme he mentido. Tengo tiempo de escribir. Además es tiempo de escribir, lo que es lo mismo. Debo decir entonces, cuando me vienen unas ganas enormes de escribir, cuando encuentro un tema para escribir, no tengo computadora cerca. Ni lápiz (una vez probé escribir en un cuaderno, funcionó a medias). Podría intentar anotar el tema sobre el que quiero escribir, y desarrollarlo luego. No lo he hecho. No sé por qué. Tengo miedo que no funcione. Y que me pase como ahora, que tenga ganas de escribir, pero no tenga idea de qué quiero decir. Algunos dicen que en tal caso mejor no escribir. Quizás. Creo que ésos no saben lo que es un blog.
Aqí les dejo mi presencia.
Reproducible en alguna pantalla, en gris oscuro sobre blanco, en garabatitos con formas vistas miles de millones de veces, supersabidas. Que sin embargo en combinación, les deja mi rastro. O algo parecido.

martes, 22 de enero de 2008

Estar vivo

Demasiado pocas veces se rompe la falsa vigilia que nos mantiene viviendo como si la vida fuese una continua espera, una distracción constante hecha de pequeñeces que supuestamente están puestas al servicio de vivir. En esas pocas veces que uno cobra lucidez por un momento, recuerda cómo se siente estar vivo. Que venga Henry Chinaski y me lo explique.


Puede ocurrir en cualquier momento, pero quizás sea más frecuente en soledad. La contemplación absorta de alguna cosa, una profunda sensación de tristeza o dolor, o, algunas veces, una intensa alegría. No es de extrañarse que exista en nosotros un mecanismo de removernos de nuestro sopor diario, de quitar de la mente la zanahoria de la rutina que nos guía ciegos de mundo por un estrecho camino. Al menos, es lógico que eso funcione en momentos de profunda crisis personal, aunque haya quienes se resisten a abandonar el refugio de la inercia.
Lo que sorprende, es que cierto arreglo de manchas negras sobre papel blanco, cuando se encuentran dispuestas de forma particular, puedan someter violentamente al observador a un estado vívido. Vívido, por decir vivo de una forma intensa. El observador se para, camina, una monstruosa sensación de consciencia de sí mismo lo desborda. Se da cuenta de todo lo enmohecido que ha estado sus sistema sensorial, su percepción de la vida. Hace calor, estaba leyendo un libro, el escritor sentenció hace décadas las palabras mágicas, sólo porque el autor había vivido situaciones mágicas, que lo volvieron un vivo entre un mar de muertos. Camina sobre pedregullo, y el enjambre de piquetes recorre sus pies con un mensaje: "así se siente caminar". Luego se dirige al pasto, y le recuerda, "ésto es el pasto". Mira a su alrededor, ve el jardín, los árboles, las flores, el verde y los colores. "Ésto es un jardín", y todo parece iluminado por una luz perfecta que deja ver los secretos de todas las cosas. Pero qué derecho tiene el autor del libro a provocar todo esto! Quién te manda a leer, jodete si te sentís vivo.

sábado, 22 de septiembre de 2007

El Altísimo


A pesar de haberse manifestado a edad temprana, nunca es tarde para darse cuenta de que alguna cualidad física propia, irrisoriamente obvia de tan evidente, afecta de maneras impensadas múltiples aspectos de la percepción de sí mismo y del entorno. Que venga un basketballista Freudiano y me lo explique.

Ser alto es un factor que afecta prácticamente todos los aspectos de la vida de una persona, el cronista lo sabe y su espalda se lo recuerda muy a menudo. Desde la escuela, ser el último de la fila tiene algo de especial, pero ser descontadamente el último de la fila es aún más, pasa a ser parte de la definición personal, comenzando desde temprana edad a influir en los designios que el cosmos le tiene deparado.
De adulto, o casi, el alto domina la escena, al menos desde ese punto de vista, valga la doble descripción. Por tal motivo es objeto de admiración, asombro y represalias, ataques a su dominancia vertical por parte de sus congéneres inferiores. Es que la verticalidad está profundamente asociada a la calidad, jerarquía o relevancia de una persona o cosa. Lo más alto y lo más bajo, esos conceptos están asociados a consideraciones de calidad, quizá presentes dada nuestra naturaleza bípeda, y nuestra marcada asimetría vertical. La dominancia de las alturas frente a las bajezas quizás se deba a la posición de nuestra cabeza en la porción superior del tronco, y quizás de nuestra fascinación por el cielo y la idea de que la divinidad y la perfección residen fuera de la tierra, allá arriba. De cualquier modo, estar por encima de alguien conlleva un paquete de implicancias de índole jerárquica, de poder, y para ilustrarlo obsérvese al lenguaje: superioridad, supremacía, lo más alto, las alturas, etc.
Entonces el alto, que es muy alto, intenta ponerse a la altura inferior de quienes lo rodean. Para demostrar que no pretende imponer una distancia de subordinación, y para escuchar mejor. Que en una escena ruidosa no escucha una mierda lo que los otros hablan.
Así va encorvándose por la vida, mirando a los ojos a la gente (que está abajo), y mirando a su alrededor los objetos de uso cotidiano (que están por debajo).
Hasta que un día, en una habitación cualquiera, revive el momento en que el primer hombre erguido camina sobre la tierra, y asombrado, estira el cuello hasta que su mirada es un plano paralelo al suelo. Mira la puerta, desde arriba, y observa que hay polvo en la hoja de la puerta, que hay estantes con libros que no había visto antes, y que la habitación ha cambiado completamente. Luego resuelve volver a visitar lugares que le son suyos, con la cabeza en la posición que debe tener, resuelto a mirar cómo se ve cuando el que mira es él mismo.