lunes, 23 de julio de 2007

Erase una vez en Córdoba,

donde un periodista que recorríala cámara en mano, los ojos bien abiertos, piel nueva bajo el sol seco del corazón Argentino.

Venía del otro lado del Uruguay a cubrir un evento al cual asistirían sabios y aprendices de toda la región, convocados por una nueva ciencia emanada de la revolucionaria filosofía natural con principios matemáticos y del naturalismo más tradicional.
Dondequiera que el cronista posara su mirada, los Jesuitas aparecían inquietos, recorriendo las plazas, adiestrando indígenas, construyendo edificios, bibliotecas, cocinando... Las cordobesas también hacían que el cronista posara su mirada en ellas, pero a diferencia de los Jesuitas, éstas devolvían el gesto e invariablemente sostenían un breve pero gratificante mirada a los ojos, lo que sorprendió a nuestro cronista y a muchos de sus compañeros de viaje.
El aire seco de la sierra abrió los pulmones, secó el pelo, y devolvió frescura a la mente del cronista.
Renovado, éste, procura una entrada decente en su blog.

4 comentarios:

ele dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ele dijo...

muy decente

coppelia dijo...

uuuhhhhh!!!
te haces el botón ahora y suprimis los comentarios????
besos desde lejos

Equipo Editor dijo...

un atento lector sabría que no hemos sido nosotros, ya que no tendría sentido eliminar nuestros Propios comentarios, no? Y en ese caso no seríamos botones...

reflexiones para la Madre Patria
besos